Bogotá, septiembre 7 de 2017.- Durante su segundo día de Visita Apostólica del Papa Francisco a Colombia se reunió con las Directivas del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM. Este encuentro se desarrolló en la sede la Nunciatura Apostólica en Bogotá.
El Pontífice comenzó su discurso advirtiendo a las directivas del peligro de la ideologización del mensaje evangélico, el funcionalismo eclesial y el clericalismo. "El rostro humilde de Dios que se manifiesta en el esfuerzo de poner la misión de Jesús en el corazón de la misma Iglesia, transformándola en criterio para medir la eficacia de las estructuras, los resultados de su trabajo, la fecundidad de sus ministros y la alegría que ellos son capaces de suscitar. Porque sin alegría no se atrae a nadie".
El Papa señaló que el Evangelio no puede reducirse a un programa al servicio del gnosticismo de moda o proyecto de ascenso social.
Así también, hizo un llamado para que la Iglesia en América Latina sea sacramento de unidad. "¡Se ve tanta dispersión en nuestro entorno! Y no me refiero solamente a la rica diversidad que siempre ha caracterizado el continente, sino a las dinámicas de disgregación. Hay que estar atentos para no dejarse atrapar en estas trampas. La Iglesia no está en América Latina como si tuviera las maletas en la mano, lista para partir después de haberla saqueado, como han hecho tantos a lo largo del tiempo."
Francisco también se refirió a que muchos se lamentan de cierto déficit de esperanza en nuestro contienente. En ese sentido les dijo a los obispos que "no nos está consentida la 'quejumbrosidad', porque la esperanza que tenemos viene de lo alto."
El Papa hizo referencia a la juventud. Afirmó que la esperanza en América Latina tiene un rostro jóven y animó para que en la Iglesia se abran espacios concretos. "Inviertan tiempo y recursos en su formación. Propongan programas educativos incisivos y objetivos pidiéndoles, como los padres le piden a los hijos, el resultado de sus potencialidades y educando su corazón en la alegría de la profundidad, no de la superficialidad. No se conformen con retóricas u opciones escritas en los planes pastorales jamás puestos en práctica."
El Pontífice también hizo referencia al papel de las mujeres en la vida de la Iglesia y que sin su participación la iglesia del continente perdería fuerzas. "Son las mujeres que, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe. Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan".
Finalmente, el Sumo Pontífice invitó a los obispos de América Latina y El Caribe a servir con pasión. "Hoy hace falta pasión. Poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en nuestras Iglesias".